El lenguaje que usamos y cómo lo usamos tiene un gran impacto en la manera en que nos comunicamos con los demás. Aprender a cuidar lo que decimos es esencial para fomentar una comunicación empática y respetuosa, especialmente en la crianza de nuestros hijos. Aquí te dejo algunos aspectos importantes para tener en cuenta.
Trabaja con el ejemplo
Los niños aprenden mucho más por observación que por escucha. Si queremos que ellos hablen con respeto y empatía, nosotros mismos debemos modelar ese comportamiento. Esto significa medir la comunicación con otros adultos y darle siempre un espacio protagonista al entendimiento y la empatía.
Corrige con Cariño
Cuando los niños utilizan palabras inapropiadas o hirientes, es importante corregirlos con cariño. Siempre empieza poniéndote a su altura y calmando (para conectar a través del contacto) y en lugar de simplemente decirles que no deben decir esas palabras, explíqueles por qué no son apropiadas, cómo pueden afectar a los demás y qué otras palabras sí puedes decir en vez de esa.
Fomenta el Pensamiento Crítico
Anima a tus hijos a pensar críticamente sobre el lenguaje que usan. Pregúntales qué les parece esa palabra que han podido decir y cómo les hace sentir cuando la dicen, además de añadir cómo creen que se sentirían ellos si la recibieran. Esto les ayudará a desarrollar una mayor conciencia de cómo sus palabras pueden afectar a los demás y les fomentará a ser más cuidadosos con su lenguaje.
Crea un Ambiente de Diálogo
Fomenta un ambiente en el que tus hijos se sientan cómodos hablando sobre sus emociones y experiencias. Escúchalos atentamente y valida sus sentimientos, incluso cuando debas corregir su comportamiento. Esto les enseñará que pueden hablar abiertamente contigo y que sus emociones son importantes, pero también que hay formas adecuadas de expresarlas.
Date margen de error
Es importante reflexionar sobre las palabras que usamos, especialmente cuando estamos frente a niños, pero eso no quita que a veces el impulso salga desbordado y metamos la pata. No lo entiendas como un problema sin remedio, enfócalo como un punto de inflexión donde redirigir en el momento, disculparte y seguir haciéndolo correctamente. Así darás ejemplo a la vez que podrás demostrar y transmitir.
Practica la Empatía
Enséñales a ponerse en el lugar de los demás. Puedes hacer esto mediante juegos de roles o leyendo cuentos que promuevan la empatía. Hablar sobre cómo se sienten los personajes en diferentes situaciones les ayudará a entender mejor las emociones de los demás y cómo sus propias palabras y acciones pueden influir en esos sentimientos.
Dales alternativas amables
Ofrece alternativas positivas cuando corrijas a tus hijos. Por ejemplo, si tienden a describir a alguien de manera negativa, anímales a pensar en algo amable que puedan decir sobre esa persona. Esto no solo les ayuda a evitar el lenguaje hiriente, sino que también fomenta una mentalidad más positiva y apreciativa.
Refuerza con Ejemplos Prácticos
Utiliza de forma puntual ejemplos cotidianos y situaciones que viváis para enseñar en el momento. Habla sobre cómo manejarían mejor sus palabras en esos contextos o incluso cuéntales cómo crees que lo harías tú.
Adoptar estas estrategias no solo mejorará la comunicación con tus hijos, sino que también les dará herramientas valiosas para interactuar con los demás de manera respetuosa y empática. Porque no hemos venido a ser perfectos, pero tampoco tenemos miedo de equivocarnos y mejorar.
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