Al atender a la educación de nuestros hijos, el comportamiento nos tiene que importar y mucho, pero deberíamos hacer un esfuerzo por entender que sus necesidades distan mucho de lo que el mundo de los adultos espera de ellos, o de las leyes educativas pensadas para que aprendan “rápido” sin atender a si lo hacen bien.
Una de las cosas que más quebraderos de cabeza nos da cuando somos padres es el tema del comportamiento: Si se portan “bien”, o se portan “mal” y cómo esas actitudes nos afectan a la hora de hacer planes u organizar nuestra vida en familia.